Un estudio internacional de un "grupo de control" concienciado con la salud, que incluye a más de 300.000 personas que han decidido evitar la vacunación contra la COVID-19, muestra que los participantes suponen una carga mínima para los sistemas de salud gracias a su gran confianza en la inmunidad natural, el autocuidado y el uso de suplementos de salud naturales para ayudar a prevenir o incluso tratar la COVID-19. Sin embargo, este grupo se enfrenta a una discriminación infundada, a la pérdida de puestos de trabajo y a problemas de salud mental intensificados por su marginación por parte de la sociedad mayoritaria.

La encuesta de los participantes en el "Grupo de Control" incluye un subgrupo de los más de 305.000 participantes de más de 175 países que se han unido al proyecto dirigido por los ciudadanos y han optado por no recibir las vacunas contra el COVID-19. Los resultados que se acaban de subir al servidor de preimpresiones ResearchGate, muestran que durante el período de 5 meses de la encuesta (de septiembre de 2021 a febrero de 2022 inclusive), los participantes sufrieron bajas tasas de enfermedad grave por COVID-19, fueron hospitalizados con poca frecuencia y utilizaron ampliamente productos de salud natural tanto para la prevención como para el tratamiento de la COVID-19 de leve a moderada.  

Los datos de estos cinco primeros meses de la encuesta del Grupo de Control fueron analizados e interpretados por un equipo internacional independiente dirigido por el doctor Robert Verkerk, científico multidisciplinar y fundador, director ejecutivo y científico de la organización sin ánimo de lucro Alliance for Natural Health International. Entre los coautores se encuentran tres médicos en activo, la Dra. Naseeba Kathrada, de Sudáfrica, el Dr. Christof Plothe, de Alemania, y la Dra. Katarina Lindley, de Estados Unidos. Los autores se reunieron para evaluar los datos de la encuesta gracias a su colaboración en los últimos meses con el Consejo Mundial de la Salud, una coalición mundial sin ánimo de lucro de organizaciones y grupos de la sociedad civil centrados en la salud.

Los resultados de la encuesta se basaron en una subcohorte de aproximadamente 18.500 participantes del Grupo de Control que habían completado cuestionarios mensualmente durante los primeros cinco meses de la encuesta. Entre los amplios datos recogidos, la encuesta recogió las razones por las que los participantes evitaban las vacunas, siendo la desconfianza en los gobiernos y las empresas farmacéuticas, así como la preocupación por las reacciones adversas de las vacunas insuficientemente probadas, las principales en la lista.

Los participantes informaron de amplios problemas de salud mental que pueden haberse visto agravados por la estigmatización y la discriminación a la que se enfrentaban los que evitaban las vacunas contra el COVID-19. También se descubrió que las mujeres, a pesar de no estar vacunadas contra el COVID-19, sufrían anomalías menstruales y hemorrágicas que podían estar relacionadas con la exposición viral, la excreción, la exposición a la proteína de la espiga o los cambios de comportamiento relacionados con la pandemia. Las que nunca usaron máscaras reportaron los niveles más bajos de enfermedad por COVID-19.

Dado que los participantes han sido seleccionados por ellos mismos y se han autodeclarado, los resultados de la encuesta deben interpretarse con cuidado al compararlos con las estadísticas nacionales o los estudios basados en poblaciones seleccionadas al azar. 

El proyecto del Grupo de Control, con sede en el Reino Unido, se creó a mediados de 2021 como una cooperativa dirigida por ciudadanos que pretende evaluar los resultados sanitarios a largo plazo entre los exentos de la vacuna COVID-19, así como poner en contacto a sus miembros con las redes de apoyo del país y los grupos comunitarios en línea.

El informe completo de la encuesta puede descargarse de ResearchGate aquí.

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